De dragones y leones
Releyendo algunos escritos
viejos, me topé con uno de los primeros que escribí apenas comenzar mi
Residencia de Psicología en el Hospital T. Álvarez de Buenos Aires, allá por el
año 1997, sobre la Ética del Psicoanálisis. Era una época de novedades, de
ilusiones a borbotones, pero también de mucha angustia frente a lo desconocido
de la locura. Aquel texto, que hablaba sobre la postura de Freud en
relación con la Moral, tan diferente de la Ética, lo presenté en las primeras
Jornadas de Residentes a las que asistí y, si bien no era más que un refrito de
ideas que llegaban a mí digeridas por otros, lo que hoy llamó poderosamente mi
atención al releerlo fue una cita que allí puse sobre Nietzsche, extraída, a mi
entender, de una de su obras más sublimes: "Así habló
Zaratustra".
Aquí les dejo esa cita, sin otra
pretensión más que, los que no leyeron la obra, quizás puedan hacerlo, y los
que sí, si acaso retomarla:
<<(…) ¿Cuál es ese gran dragón a quien el espíritu no quiere
seguir llamando señor o Dios? Ese dragón no es otro que el “tú debes”. El “Tú
debes” le sale al paso como un animal escamoso y refulgente en oro, y en cada
una de sus escamas, brilla con letras doradas el “Tú debes”. Milenarios valores
brillan en esas escamas y el más prepotente de todos los dragones habló
así:
Todos los valores de las cosas brillan en mí. Todos los valores han
sido ya creados. Yo soy todos los valores. Por ello, no debe seguir habiendo un
“¡Yo quiero!” (…)>>.
Y así habló el gran dragón, a lo
que Nietzsche responde:
<<(…) Hermanos míos, ¿para qué es necesario en el espíritu un
león? (...) Crear valores nuevos no es cosa que esté tampoco al alcance del
león. Pero sí lo está propiciarse en libertad para creaciones nuevas. Para
crearse libertad y oponer un sagrado «No» al deber, para eso hace falta el león
(...) Sí, hermanos míos, para el juego divino del crear se necesita un santo
decir «Sí», el espíritu lucha ahora por su voluntad propia, y el que se retiró
del mundo, conquista ahora su mundo (…)>>.
Creo que sobran las palabras ante
tanta elocuencia. Simplemente, reflexionemos sobre cuántas veces hemos agachado
la cabeza ante nuestros dragones.
Fernando Adrian Mitolo ©
De verdad que habría que darle una releida al libro.
ResponderEliminarSi...recomendable100%. Gracias por pasarte y leer.
EliminarUfff.... Nietzche. He leído el texto como unas 5 veces y aún no tengo muy claro si he captado la idea. Reconozco al dragón, lo acepto y lo transformo en león. En determinadas situaciones de la vida, nos exigen o nos exigimos de una manera que hace que entremos en contradicción con uno mismo. En algunas ocasiones esta contradicción nos destabiliza, hace que nos caigamos a un pozo donde nos revolvermos continuamente porque no encontramos ninguna salida.
ResponderEliminarCuando nos sentimos libres, creemos en lo que hacemos....todo fluye, se cren en armonía sin temer a los límites que puedan ponerte....sólo valen los tuyos propios.
jajajajaja....sí, no es un texto fácil ni mucho menos. Ahora, eso de que no captaste la idea, nada de nada, la has captado perfectamente. Tu comentario lo deja más que claro. Gracias por pasarte, un besito.
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