Suma y sigue



Desde hace un tiempo, mi repertorio emocional está sufriendo un cambio que, de seguir así, no sé cómo acabará.
Después de tres días de tener que soportar noticias como las que inundaron los telediarios y periódicos, mi conciencia acabó, por fin, dividida en dos. Y ahora, agazapado entre la espada y la pared y víctima de mis propias emociones, me debato entre los recovecos de un debate moral que, cada vez, tiene menos sentido para mí. En algún momento nos quisieron convencer de que, ante algo como esto, había que poner la otra mejilla. No. Me resisto. No quiero ponerla. Solo quiero que esto acabe, pero no sé cómo. 
Hoy, sólo se me ocurre pedir perdón. Perdón por sentir tanto odio, tanto asco y tanta repugnancia. .
Sé que el odio no es la respuesta. Sé que me envenena, que me mata. Pero no puedo evitar sentirlo, como así tampoco puedo evitar desear la desaparición de esta abyecta horda de individuos que, día a día, sigue cometiendo lo que apenas tengo ganas de nombrar, ni su completo aniquilamiento, sin piedad y sin una pizca de lástima siquiera, y regalándoles como recuerdo postrero el mismo sufrimiento que ellos dan.
Por todo esto, pido perdón.
Por todos aquellos que sucumbieron a esta barbarie.

Fernando Adrian Mitolo ©

Comentarios

  1. Siento lo mismo que tú y también me asusta. Pero también tengo miedo. Miedo de estar dónde ellos pongan su mira.
    Matar es nombre de Dios, eso es tan... no sé como definirlo... ¿Absurdo?

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