El Regalo de los Elefantes Sagrados
Solo fue cuestión de seguir las pistas que le pusieron ante sus ojos los elefantes sagrados de las tierras de Gauranga: un primer contacto fugaz, un deseo tímido e ignorado durante meses, luego un error, un par de coincidencias, la intuición de que allí había algo grande y maravilloso que les estaba reservado y, finalmente…, ahí estaba el ansiado regalo.
Lo
descubrió en una ciudad que no duerme, mezclado entre abrazos, sonrisas y besos
de dulces reencuentros (como el suyo).
Estaba envuelto con una capa de inmensa Alegría y coloreado con una Luz especial: era la luz que reflejaba la
Bondad de su Esencia. Lo tomó entre sus manos con mucho cuidado, para no
hacerle daño, y lo supo de inmediato: aquello era Real. Y fue así como se
decidió a Tomarlo, para no dejarlo jamás, y arroparlo entre sus brazos y
Ofrecerle el mundo.
Fernando
Adrian Mitolo
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