Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra

 














Si hay algún lugar en el que caben tod@s, en el que no se mira mal, en el que no se discrimina y en el que el arte rebosa por doquier —por más que a muchos les pese—, ese es el de la Gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Como todos los años —desde hace ya veinte años—, el pasado lunes, la ciudad ha vuelto a dar ejemplo de tolerancia e igualdad en uno de los espectáculos más esperados de la fiesta pagana por excelencia.Y no hay mejor prueba de ello: ni bien pasados unos minutos de las 22:00 horas, la gala ya se había convertido en Trendig Topic mundial. 

Porque, ¿qué es un@ Drag? Un@ Drag podemos ser tod@s. Ahí no cuentan ni el sexo, ni el género, ni la condición sexual, como así tampoco las medidas, las edades o los fenotipos. Un@ Drag no es solo maquillaje y plataformas de infarto. Un@ Drag es todo aquello que dinamita con arte los bastiones del poder heteronormativo —afortunadamente, cada vez más en cuestión.

Transgresión, provocación, libertad de expresión, son algunas de las cosas que la caracterizan. Pero este año, se han superado todas las expectativas. Tanto el nivel de las actuaciones y sus coreografías, como la calidad de los atrezzos y los maquillajes, han dado a la fiesta una nota de excelencia que solo será superable en la Gala del próximo año. La guinda del pastel la ha vuelto a poner Drag Sethlas —ganador de la gala del 2017—, quien, en su actuación de despedida y traspaso de banda, ha redoblado la apuesta del año pasado y, sin tapujos, volvió a hacerle un guiño a la pacatería y a la escupulosidad. Y poco han tardado en hacerse oir aquellos que, a punto de rasgarse las vestiduras, habrán comenzado a preparar las cerillas para volver a encender las llamas de las hogeras. 

Creo que no hace falta decir más, si no ver:


Y para quien guste, aquí les dejo el enlace a la Gala completa. Merece la pena.


Que la disfruten.

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