La cara B de la crisis
¿Cómo aprovecharla para educar en valores?
(imagen sacada de blogmujeres.com) |
Un ejemplo de esto es el reportaje que vi hace unos años en un telediario, cuando la crisis ya comenzaba a hacer mella en la clase media. Recuerdo que, debido a la merma de los ingresos económicos de una familia, una madre reivindicaba ante las cámaras la necesidad de que su hijo no padeciera los efectos de aquella coyuntura, como si el hecho de tener diez años lo eximiera de tener que vivir ese tipo de experiencias. "No puedo quitarlo de futbol, es un niño", rezaba esa madre, quien, por otra parte, dejaba a las claras las penurias en las que su familia estaba inmersa.
Las preguntas son: ¿Por qué?, ¿Por qué no se puede quitar a un niño de una actividad en un momento en el que, toda la familia, él incluido, debería poner el hombro? ¿Qué se pretende ahorrarles a nuestros hijos con este tipo de ideas preconcebidas?, ¿Qué les estamos enseñando?, ¿el "Todo es posible"?
Sin mucho revolver, la respuesta a estos interrogantes la encuentro en una de las características de nuestra sociedad actual: cultura de la evitación del dolor y la frustración, como si esto fuera el garante de la felicidad. Craso error. ¿Por qué no pensar que es precisamente eso, el vivenciar y tolerar la frustración por una situación adversa, el compartirla con nuestra familia, el hacer de eso el motor del cambio, lo que nos dará las herramientas para enfrentar, en un futuro, nuevas situaciones similares? ¿Por qué quedarnos en la inmediatez de la "analgesia" y no ir más allá? ¿Por qué nos cuesta tanto posponer, como decía Freud, la satisfacción inmediata a la que nos lanza el principio del placer y tomar en cuenta el principio de realidad?
Para terminar, simplemente una frase: "Todo proyecto que se base solamente en "lo deseable" sin tener en cuenta "lo posible" está condenado al fracaso".
Comentarios
Publicar un comentario