Un mate llora en el Cap de Creus



Un viaje dentro de otro Viaje. Continente y contenido que acaban muriendo y que se arrastran mutuamente hacia el vacío de un precipicio sin retorno. Una Ruta abierta y cerrada por ese mismo Destino que algún día se creyó omnipotente. Al borde de un acantilado, sobre el extremo oriental de un territorio, algunos signos ya delatan el final; un desenlace que se anticipa en esa especie de fatal alegoría y que hace alarde de su poder tatuado sobre la piel de aquel objeto mágico: un mate.
Primero una herida, imperceptible pero real. Luego un corte, tímido pero feroz. Y finalmente una grieta que acabará cediendo y, como si fuera un Oráculo, demostrará de forma inexorable la fragilidad de aquel objeto y la caducidad de aquel amor. Final de una Ruta que se creyó Sagrada y que, quizás, lo fue. Entretanto, en silencio al lado de aquel viajero incansable, un mate ya quebrado llora en el Cap de Creus.

Fernando Adrian Mitolo
Agosto de 2016

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